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El blog de Silverfox

Sociedad

Delirios progres: el Rafita en la calle y Neira en la picota

    Uno de los aspectos más surrealistas en esta era de progresía necia en la que estamos condenados a vivir y que avergüenza a las personas razonables de izquierdas es observar que mientras que delincuentes abominables como el Rafita o De Juana Chaos se pasean por la calle a pesar de sus terribles crímenes -gracias a una legislación garantista-, a un ciudadano ejemplar como el profesor Neira se le lapida y se exige su destitución, por conducir con una tasa de alcoholemia de 0,8 gramos por litro de sangre, que no es lo más correcto y tiene sus riesgos, pero tampoco justifica que se le someta a un linchamiento mediático.

    No se deben obviar los efectos del alcohol ni la falta de tacto político del profesor a la hora de hacer declaraciones con arrogancia, pero realmente 1.800 euros y una condena suspendida de prisión son un castigo desproporcionado para una simple infracción de tráfico, como para que encima haya que crucificar socialmente, condenar al ostracismo y privar de su trabajo a un ciudadano modelo.

    Es deprimente ver cómo algunas legislaciones occidentales miman al delincuente con toda clase de garantías legales y con la máxima moderación en el castigo, mientras muestran tolerancia cero con el ciudadano honrado, con la clase media por meras infracciones administrativas. Así mientras asesinos y terroristas tienen todas las garantías legales, un ciudadano honrado puede acabar en prisión por deslices como vender un pez de colores a un niño (http://www.dailymail.co.uk/news/article-1262250/Great-grandmother-tagged-selling-goldfish.html), por circular a más de 200 kilómetros por hora (http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53429119759&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false) o conducir con dos copas de más sin haber provocado ningún accidente.

    En la retorcida mente enferma del progre, el Rafita es una víctima de la sociedad, y De Juana Chaos un activista político armado, mientras que el profesor Neira es un despreciable burgués, por lo que sólo merece el llanto y crujir de dientes.

    Al fin y al cabo, toda esa morralla que pide la cabeza del profesor Neira por una insignificante falta, es la misma carroña que se rasga las vestiduras cuando se fríe en la silla eléctrica o se fusila a algún asesino sanguinario, está a favor de la reinserción de delincuentes o consideran fascistas a los defensores de la pena de muerte, ignorando que se ha aplicado históricamente en muchos países con gobiernos de izquierdas (como los regímenes comunistas, que siempre se han caracterizado por sus bajos índices de delincuencia; por ejemplo, Cuba es, con mucha diferencia, el país más seguro de América Latina, muy lejos de la criminalidad galopante que se da en Colombia, Brasil o algunos países centroamericanos, como Honduras o El Salvador).

Contra la criminalización de la juventud española

    Aunque el maltrato que sufre la juventud española desde hace muchos años es una tema frecuente en este blog y que se ha tratado en artículos anteriores, el tema es tan sangrante que merece la pena seguir escribiendo sobre él.

    Es posible que la generación juvenil actual no sea muy combativa a la hora de defender sus derechos y que sólo sea capaz de movilizarse si le prohíben el botellón o su equipo de fútbol baja de categoría. Pero los herederos de mayo del 68, los "revolucionarios" que decían jugarse el tipo luchando por la democracia y corriendo delante de los "grises", mientras Franco moría tranquilamente en la cama cuando le quedaban pocos días para cumplir los 83 años, no son los más indicados para dar lecciones a nadie.

    De hecho, las personas que ahora tiene entre 55 y 70 años dominan totalmente el país: la política, las instituciones judiciales, las universidades, los medios de comunicación, las principales empresas y hasta los organismos deportivos.

    Esa quinta, que tenía entre 20 y 35 años cuando murió Franco, monopoliza los círculos de poder y los menos formados aún mantienen unas excelentes condiciones laborales, que al mismo tiempo perjudican a las generaciones más jóvenes, como se ve en muchas empresas con personas de al menos 50 años que apenas saben encender un ordenador y son un lastre, pero disfrutan de contratos blindados, hasta el punto de que a la empresa le trae más a cuenta seguir teniéndolos en nómina que despedirlos, frente a jóvenes altamente preparados (con idiomas y posgrados), productivos y sacrificados, que realmente son el alma de la empresa, pero se tienen que conformar con estar seis meses o un año trabajando como becarios, con un sueldo simbólico, sin contrato ni alta en la Seguridad Social, para que al terminar su beca (o, en el mejor de los casos, contrato por obra y servicio) se les dé la palmadita en la espalda y entre otro nuevo becario igual de preparado e ilusionado, pero que después de tres años encadenando becas estará más quemado que la pipa de un indio.

    Por desgracia, esa criminalización evidente de los jóvenes, con frases típicas como "Qué asco de juventud", "Vaya futuro más negro le espera a este país con esta generación de vagos" o "Sólo piensan en emborracharse y fumar porros" (dicho esto último por hombres de 55 ó 60 años mientras tienen una copa de whisky en una mano y un puro en la otra) vende mucho en ambientes "viejunos", sirve para quedar guay o estar en la onda. Incluso, en ese tipo de entornos de cincuentones y sesentones, si alguien piensa por sí mismo y se atreve a romper una lanza por la juventud (mucho más preparada, de cualquier manera, que los que ahora rondan los 60 años, a pesar de la LOGSE y otras nefastas "reformas" educativas) se le hace el vacío o se le mira como si estuviese completamente loco.

    Por tanto, una frase que se podría aplicar perfectamente a los jóvenes españoles es: "Encima de cornudos, apaleados". Aparte de tener que sufrir unos niveles de paro astronómicos, una precariedad laboral espantosa y unos precios de la vivienda estratosféricos que les impiden independizarse y les obligan a depender de sus padres hasta más allá de los 30 años sólo les falta que los "viejunos" les llamen vagos o flojos, que no se esfuerzan para nada, que su única ilusión es coger un "colocón" o una "tajada" el próximo fin de semana y que viven como Dios en casa de sus padres (dando por sentado que a un hombre hecho y derecho de 30 años le encanta estar sometido a las normas de otros y que le traten como si fuese un adolescente). Sin duda, la juventud española merece una santificación colectiva por todo lo que ha tenido que sufrir y está sufriendo.

    No olvidemos, para acabar, que muchas personas de esa generación en torno a los 55 ó 60 años, aunque con sus buenas condiciones laborales mantiene todavía a hijos que dependen económicamente de ellas y que dejaríamos de ver los bares llenos si nos dedicásemos a despedir en masa a personas de esas edades, hacen de tapón, copando los mejores puestos e impidiendo su acceso a gente más joven y preparada. No se trata de que un joven de 24 años, sin experiencia laboral y con los estudios recién terminados, deba tener un puesto de gerente o director general, pero tampoco es de recibo que personas altamente formadas se lleven años y años encadenando becas que no llevan a ninguna parte y muriéndose de pena, simplemente por no haber nacido en la época adecuada o no tener los contactos necesarios para acceder a puestos de más nivel.

Televisiones autonómicas: otra fuente de despilfarro

   Desde hace tiempo se viene hablando sobre el gasto que suponen los canales de televisión de las diferentes regiones españolas, pero este artículo de "La Vanguardia" lo deja más claro:

    Las TV públicas autonómicas perdieron 509 millones de euros en el 2008

    Las subvenciones se duplicaron en apenas un año y rozaron los 700 millones 

    El debate sobre la privatización de las autonómicas llegará al Congreso en breve de la m
ano del PP

    El líder del PP, Mariano Rajoy, anunció esta semana que en los próximos meses presentarán en el Parlamento una iniciativa que permitiría a los gobiernos autonómicos privatizar su televisión pública. De esta forma, llegará al Congreso de los Diputados una propuesta defendida hace apenas unos días por María Dolores de Cospedal en el debate sobre el estado de la región de Castilla- La Mancha y reclamada con insistencia desde hace años por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Los defensores de la revisión del modelo de financiación de los canales autonómicos sostenidos en buena parte con fondos públicos –incluidos los que proponen directamente su privatización– hablan de una fórmula carísima cuyas cargas financieras no paran de crecer. Un argumento que gana aún más enteros en un contexto económico tan desfavorable como el actual –con contracción del mercado publicitario incluida– y el aumento de la oferta gracias a la consolidación de la televisión digital terrestre.

    La factura por mantener el actual sistema de televisiones públicas de ámbito autonómico, basado en una fórmula mixta de ingresos publicitarios y subvenciones directas es, sin duda, elevada. El último informe realizado por la consultora de Deloitte para Uteca –que agrupa a las televisiones generalistas privadas– concluye que en el 2008 los canales públicos autonómicos registraron 509 millones de euros.

    La abultada cifra, según este estudio, supondría una cierta mejora con respecto al año anterior –el balance del 2007 se cerró con 786 millones de euros–, si no viniese acompañado de una fuerte subida de las subvenciones. Las autonómicas recibieron en el 2008 casi 700 millones de euros –en concreto, 698 millones– de las arcas públicas, el doble que un año antes.

    En el análisis de Uteca, señalan además que, de no recibir subvenciones, las pérdidas en el ejercicio del 2008 habrían llegado a los 1.208 millones de euros.

    En paralelo, los ingresos por publicidad descendieron en el periodo estudiado. En el 2007, las televisiones autonómicas públicas lograron 307 millones de la tarta publicitaria; mientras que en el 2008 cayó hasta los 278 millones.

   Casi un tercio de los gastos de explotación corresponde a la partida de personal. Así, de los 1.501 millones gastados, 416 se destinaron a hacer frente al pago de la plantilla. Esta partida creció con respecto al año anterior, cuando las autonómicas dedicaron casi 398 millones de euros al personal. TV3 es la televisión de ámbito autonómico con mayor número de trabajadores (1.966 empleados, según los últimos datos disponibles, correspondientes al 2008). Le siguen Canal 9 (1.293 trabajadores), Telemadrid (1.097), Canal Sur (1.036) y TVG (696). El informe de Uteca da idea de la diferencia entre las dimensiones de las televisiones privadas en España y la públicas, en particular las autonómicas. De esta manera, señalan que el coste de empleados por punto de audiencia es de 100.000 euros para los canales privados, frente a los 460.000 euros de las públicas de ámbito autonómico.

    En general esta "gran diferencia de costes" se evidencia en los 37,2 millones de euros de gastos de explotación por cada punto de audiencia para las teles privadas, mientras que la ratio sube hasta los 104 millones de euros en el caso de las autonómicas.

    Según los cálculos de Deloitte, Catalunya es una de las comunidades autónomas que soporta una mayor carga por mantener el actual modelo de televisión pública, circunstancia que la consultora vincula, entre otros factores, a tener lengua propia. Así, cada hogar catalán soportaría un coste anual bruto –por pérdidas y subvenciones, sin descontar los ingresos por publicidad– para el sostenimiento de TVE y TV3 de 209 euros. Sólo le superan los vascos, con un coste bruto al año de 253 euros por hogar. Le sigue muy de cerca la Comunidad Valenciana, con 202 euros. En un segundo grupo, aparecerían murcianos, andaluces, canarios y castellano manchegos, con 192, 173, 171 y 169 euros al año. No disponen de información sobre Baleares y Galicia.

    Siguiendo el mismo modelo de cálculo, se estima que el coste bruto anual de cada hogar en España de la televisión pública se situó en el 2008 en 178 euros, uno más que el año anterior. De ellos, se destinarían 118 –dos tercios del total– a las televisiones de ámbito autonómico, una cifra que creció casi un 12% con respecto al 2007. Descontando los ingresos por publicidad, a cada hogar en España le correspondería un coste neto anual de 93 euros por las autonómicas, frente a los 26 de la televisión pública estatal.

    http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20100905/53995622459/las-tv-publicas-autonomicas-perdieron-509-millones-de-euros-en-el-2008-comunidad-valenciana-esperanz.html

    Leyendo la noticia y haciendo cuentas, nos salen 700 millones de euros en subvenciones (pagadas con dinero de nuestros impuestos) para un servicio totalmente prescindible que no aporta nada interesante, y que la TDT ya cubre de sobra. Si hay una partida donde se puede recortar sin afectar los servicios básicos de los ciudadanos este debería ser uno de los primeros. Y a todo esto hay que sumar lo que nos cuesta Radiotelevisión Española (RTVE) desde el Estado más las cadenas de televisión locales, con lo cual nos podríamos ir fácilmente a 1.200 millones de euros al año tirados directamente a la basura.

    Por tanto, las televisiones autonómicas y locales deberían desaparecer, mientras que RTVE se debería volver a autofinanciar mediante publicidad (o por lo menos intentarlo).

    El caso catalán es especialmente vergonzoso.

    La autonomía gestiona seis canales de televisión y los ciudadanos de la provincia de Barcelona a través de los ayuntamientos financian la televisión de la Diputación que emite en casi toda Cataluña, La Xarxa, además de una agencia de noticias propia (La Malla).

    A esto se le pueden sumar las múltiples emisoras de radio que gestiona la Generalitat y que junto a los canales de televisión se agrupan bajo el paraguas de la CCMA (Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals).

Más mentiras de la supuesta integración multicultural

     Sufrimos un derroche económico insostenible, justificado por el proceso de integración de las distintas culturas que se afincan en España satisfechas por la concesión de unos derechos amplísimos y en constante crecimiento. Al mismo tiempo, la población autóctona se limita a pagar una política de inmigración que le resta prestaciones sociales y ayudas ganadas a pulso durante muchos años, así como atenciones sanitarias, educativas (negación de becas para alumnos españoles en favor de estudiantes extranjeros) y deterioro profesional.


    Los gobiernos central y autonómicos favorecen las exigencias de los colectivos inmigrantes y no dudan en satisfacerlas de forma inmediata, saltándose prioridades muy concretas de la sociedad española que siguen en "lista de espera", sin visos de salir de ese status de inmovilismo y olvido.


    La fijación de las distintas instituciones y administraciones públicas por "globalizar" a españoles e inmigrantes en un cóctel multicultural chocante, complejo y antagónico, es realmente patológica.

    También es un gran error creer que la continua concesión de derechos a comunidades extranjeras (en detrimento de los españoles, esto es matemática pura y dura) garantizará una convivencia ideal, armoniosa y pacífica.

 

    En primer lugar porque la integración en nuestra cultura no se ha planteado como obligación primordial para disfrutar de derechos y cumplir obligaciones equitativos entre foráneos y forasteros. Y en segundo lugar, y todavía más grave, porque no se pretende la integración de los extranjeros, sino la adaptación forzosa de los españoles a usos y costumbres ajenos, dispares e incompatibles con nuestra manera de vivir.

    La sangría económica para el Estado es cuantiosa debido a las numerosas subvenciones y ayudas que reciben los inmigrantes. En muchas ocasiones en claro perjuicio del ciudadano español.

    Se puede añadir un dato significativo más: en comisarias y centros de detención la comida que se distribuye al detenido no incluye derivados porcinos. Otra bajada de pantalones más ante la inmigración. En las cárceles hay menús exclusivos para musulmanes, además de que en el mes de Ramadán también se modifican horarios para que cumplan con sus preceptos.

Más disturbios en Francia, consecuencia de la multiculturalidad

    Hace pocos días, se produjeron en Grenoble, ciudad del sureste de Francia, una serie de incidentes que han dejado decenas de coches quemados y dos comercios destruidos y han obligado a intervenir a un dispositivo de seguridad especial.

 

     Es evidente que con tanta política de "integración" lo que realmente se está consiguiendo es que nos desintegremos todos. Al final, si no se toman medidas drásticas, nos acostumbraremos a ver noticias así en muchas ciudades europeas, ya sean francesas, españolas, italianas, inglesas, alemanas o escandinavas. No son casos aislados y van a ir a más, será habitual ver a diario situaciones similares a las que se describen en la canción "In the ghetto". 

 

    Además, llegará el momento en que los guetos de diferentes nacionalidades, empiecen a tener enfrentamientos entre sí, por drogas o por cualquier motivo; así que hay que ir acostumbrándose, porque no se van a ir voluntariamente y nosotros no hacemos nada para que se vayan. 

 

    Los altercados irán a más, lo mismo que ha pasado con la delincuencia extranjera, que poco a poco ha tomado todo el terreno. Entre moros, negros africanos, sudamericanos y gitanos rumanos (aparte de los que llevan aquí varios siglos), vamos a tener un futuro muy "diverso", en el que un día te robará un moro, otro día te quemará el coche un negro, te violará un Latin King y un albano-kosovar te ocupará la casa. Mientras, los europeos somos unos sucios racistas, porque nos limitamos a expresar nuestra opinión en una conversación de amigos o en un blog de Internet; aunque no sea racismo, sino simplemente asombro y queja. 

    Los medios y periodistas progres seguirán erre que erre y dirán que la situación social es la que provoca las conductas en esta gente y que no hemos sabido atender sus necesidades, y mientras lo oímos, nos morimos un poco más por dentro. Luego vendrán los responsables de asuntos sociales a darles un trabajo de inserción y una vivienda de protección oficial, todo ello financiado con el dinero de los ciudadanos honrados que no provocan altercados y a los que les provoca una úlcera ver estas noticias.

 

    Un fantasma recorre Europa, pero no es el comunismo (gracias al cual se crearon después de la Segunda Guerra Mundial los Estados del bienestar, que alcanzaron su máximo desarrollo en los países nórdicos, como Suecia, Finlandia o Dinamarca), sino el multiculturalismo. Hemos traído un monstruo a Europa, un cáncer que está devorando poco a poco las entrañas del continente y que en algunas zonas está haciendo metástasis. Ha sido progresivo; a medida que han ido entrando las hordas de extranjeros, la maquinaria mediática nos ha ido inoculando pequeñas dosis de narcótico con tal de que no protestásemos. Se ha tratado siempre de hacernos ver que el futuro que se nos depara es intrínsecamente bueno, que hay un progreso lineal, cuando la historia lo desmiente. Incluso en programas que debían ser inocentes como Los Lunis no faltaba la propaganda: si había tres niños, uno era blanco, otro negro y el otro chino. No hace falta ser muy espabilado para darse cuenta de ello.


    En Europa nos ha costado siglos vencer ciertas estratificaciones sociales. Ahora veremos reproducido aquí con mucho menos éxito el modelo norteamericano (que tampoco es, ni de lejos, la panacea). Guetos, castas raciales e impermeabilidad entre ellas. En los colegios "multiculturales", los niños sudamericanos por un lado, los españoles por otro, los moros por otro y así. Como actualmente ocurre en Inglaterra. Esto es un desastre que a nadie debería pasar desapercibido.

Villa, el fútbol y los estudios

    Recientemente, el padre del futbolista español David Villa, uno de los jugadores más destacados del Mundial celebrado este verano en Sudáfrica y autor, entre otros, del gol que dio la victoria a España ante Portugal y su pase a cuartos de final ha declarado: "Se olvidaba los libros cuando iba al colegio, pero el balón... nunca."

    No cabe duda de que Villa es un grandísimo delantero que ya jugó un papel muy importante en la Eurocopa de hace dos años (junto con Fernando Torres, autor del gol de la final contra Alemania) y también lo está teniendo en el actual Mundial. Por supuesto, si gana España será uno de los jugadores más decisivos de la selección nacional.

    Además, cae bien porque parece una persona sensata, con dos dedos de frente y una cabeza bien amueblada. No es el típico niñato imbécil, que en cuanto empieza a ganar algo de dinero pierde los papeles y se le sube el éxito a la cabeza (un buen ejemplo de esto en el mismo fútbol sería Cristiano Ronaldo, que además es un jugador completamente sobrevalorado, que marca muchos goles a equipos de medio pelo, como el Xerez, el Valladolid o la selección de Corea del Norte, pero casi siempre se atasca en partidos decisivos ante rivales de más nivel, como contra el Barcelona esta última temporada o con su selección en el encuentro ante España de esta misma semana; en ese sentido, el astro argentino Messi es mucho más resolutivo en esa clase de partidos).

    Aún así, el mensaje que transmite es demoledor: muchos chavales pensarán "¿Para qué estudiar, para ganar con suerte mil euros y tener que vivir con mis padres hasta los 40 años, cuando con el fútbol me puedo forrar?" o "¿Estudiar? Eso es de pringados y una pérdida de tiempo".

    No sólo los futbolistas son un paradigma de esto: también lo podemos ver en los dueños y dirigentes de equipos de fútbol. Un ejemplo muy claro podría ser el capo del Betis en la sombra, Manuel Ruiz de Lopera, que apenas sabe escribir su nombre, da vergüenza ajena cada vez que abre la boca ("Prozupuehto der Rear Beti Balompié pá la prózima temporá", "Habéi acolasao la Parmera", "Er pratiyo volante ehtará terminao ante der ziglo dohmí", "Lah criaturitah comen arcatufa"), pero posee una de las mayores fortunas de España y es dueño de la mitad del suelo más caro de Sevilla, varios edificios en Madrid y una serie de empresas, entre otros negocios.

    Podemos seguir con los políticos que sólo tienen el bachiller o empezaron la carrera y la dejaron en los dos primeros años.

    Con todos estos ejemplos, el mensaje que transmitimos a nuestras generaciones más jóvenes es: "No estudies, dedícate a jugar al fútbol o métete en política, que se gana mucho con eso". Y así nos va, que no nos extrañemos si los niños dicen que de mayores quieren ser futbolistas (dejando de estudiar a los 13-14 años para dedicarse de lleno a esa profesión), pegar un braguetazo casándose con una famosa de la televisión o una aristócrata, dar un pelotazo inmobiliario o bursátil o simplemente envgancharse a los juegos de azar con la esperanza de que algún día les toque la Primitiva o el pleno al 15 en la quiniela (aun teniendo en cuenta que mucha gente que consigue eso se gasta el dinero en pocos años y acaba viviendo bajo un puente o volviendo a casa de sus padres a pedirles dinero y que les preparen rápido un plato de albóndigas o lentejas).

¿Veremos en un futuro próximo más episodios similares?

    Hace varias semanas, un parado de Valencia apareció ante una oficina de empleo armado con un cuchillo y varios palos como queja por no cobrar la prestación de desempleo hasta que fue reducido por seis policías.

    Aunque la violencia no se deba justificar, hasta cierto punto es comprensible el arrebato de este señor. Esta olla a presión que es España está alcanzando unos niveles insoportables y en cualquier momento puede estallar. Aquellos que tuvieron trabajo o prestaciones hasta ahora vivían tranquilos pensando que nunca se acabaría, ahora le ven las orejas al lobo, se desesperan y lo que ven es terrible, no hay que ser alarmistas pero en España se puede estar preparando una revuelta histórica.

    Algunas personas que llevan largos periodos de tiempo en esa situación son emocionalmente estables, lo que es bastante necesario para afrontar situaciones como solicitar ayudas sociales y ver rechazadas sus peticiones, alegando que, como viven con su familia, no tienen derecho a recibirlas. Pero no todos gozan de esa estabilidad anímica y ahí es donde pueden producirse disturbios y otros desórdenes sociales.

    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/16/valencia/1271412979.html

    VALENCIA | Tuvo que ser reducido por seis policías

   Un parado irrumpe en una oficina de empleo armado con un cuchillo y palos

  • El agresor había amenazado a los funcionarios de la oficina 24 horas antes
  • Al parecer, perdió los nervios al no poder cobrar la prestación de desempleo

 

    Según fuentes sindicales, los hechos tuvieron lugar el pasado martes cuando un hombre irrumpió en la oficina de empleo de la zona de Juan Llorens y comenzó a propinar golpes a mesas y sillas, así como a proferir amenazas al personal y a la directora de la entidad.

    Sin embargo, según fuentes de CCOO-PV, los acontecimientos no finalizaron aquí puesto que este hombre se presentó de nuevo al día siguiente a las puertas de la oficina con un cuchillo y palos y exigió que los empleados solucionaran su situación.

   Reducido por seis policías

    Fue necesaria la actuación de seis policías para reducir al agresor, el cual se encuentra en paro y que perdió los nervios al no poder cobrar la prestación de desempleo.

    Desde CCOO-PV se ha denunciado "la desprotección que sufren los trabajadores del Servicio Público Estatal de Empleo, así como la situación de condiciones inadecuadas y falta de medios materiales de las oficinas que no permiten prestar un servicio digno".

    Asimismo, la falta de información al ciudadano conlleva el incremento de la conflictividad en situaciones desesperadas, según ha apuntado el sindicato, que demanda "más protección para el personal" y la puesta en marcha de un "protocolo de agresiones".

 

¿Vuelven las grandes emigraciones de españoles?

    Esta mañana ha sido publicado en "El Confidencial" un artículo que recoge el dato de que 120.000 españoles han emigrado al extranjero por razones laborales desde 2008:

     http://www.elconfidencial.com/espana/emigracion-trabajadores-empleo-espana-20100415.html

    En principio, la cifra no impresiona demasiado: 120.000 personas no parecen una cantidad tan grande para un país de más de 40 millones de habitantes. Pero debemos tener en cuenta que la crisis no ha hecho más que empezar y que esos 120.000 españoles que han emigrado en los dos últimos años son sólo un primer indicio de un fenómeno que puede multiplicarse en los próximos años si no mejora la situación económica de España.

    Es lamentable que un país no sea capaz de ofrecer trabajo a sus propios ciudadanos y encima tenga un Gobierno que les mienta descaradamente (aunque haya sido electo democráticamente por 11 millones de personas). La emigración supone un fracaso colectivo de una nación, que la gente se vaya directamente porque no hay trabajo es propio de las economías subdesarrolladas, de países del Tercer Mundo.

    Y lo más triste es que una buena parte de esos emigrantes son personas altamente cualificadas, con estudios universitarios, conocimientos de idiomas y posgrados. ¿Quién no conoce o tiene en su familia a algún investigador científico que tuvo que buscarse la vida en Estados Unidos o la Europa más desarrollada porque en España lo máximo a lo que podía aspirar era a ir encadenando hasta los 35 años (o más) becas de 1.000 euros que no le ofrecían ninguna estabilidad? Aunque en el caso de los investigadores, esto viene de lejos, sin duda, el fenómeno se viene acelerando desde que empezó la crisis, y lo mismo se puede decir de otros profesionales de gran preparación y valía, como los médicos (miles de médicos españoles viven y trabajan en Portugal, un país supuestamente más atrasado que España, pero que les ofrece mejores sueldos, horarios y condiciones laborales en general) o ingenieros (gran parte de los ingenieros recién titulados, al ver las condiciones que les ofrece la empresa privada, tienen como principal objetivo preparar oposiciones o irse al extranjero a ejercer su profesión).

    En cambio, mientras esos investigadores científicos, médicos o ingenieros que podrían aportar mucho a la economía española huyen del país que les ha formado, aquí viene la gente más despreciable de los países del Tercer Mundo (aunque sea injusto generalizar de forma tan concluyente) y nos encontramos con que las prisiones se han llenado de delincuentes extranjeros o familias enteras de inmigrantes sudamericanos viven de los subsidios y ayudas sociales.

     Por último, y respondiendo al titular del artículo, ¿veremos emigraciones masivas de españoles como a mitad del siglo pasado, cuando muchos fueron a Francia, Bélgica, Alemania o Suiza, o finales del siglo XIX y buena parte del XX, cuando cientos de miles de españoles partieron hacia América Latina, principalmente países del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay), Venezuela y Cuba? Probablemente sí, y no sólo de profesionales altamente cualificados que se han mencionado en párrafos anteriores, sino también de trabajadores con menos nivel de formación, por mucho que se diga que no hay dónde emigrar. Como dice el viejo refrán, la necesidad aguza el ingenio, y por mucho colchón familiar que tengan aquí la inmensa mayoría de los jóvenes, muchos irán a otros países en busca de una vida mejor. Aunque tampoco debemos dejar de lado las migraciones internas, que también han sido un fenómeno histórico, y los que tienen una cierta edad se acordarán de que en los años 50 y 60 gran número de andaluces y extremeños emigraron a regiones más desarrolladas, como Cataluña, el País Vasco o Madrid (haciendo un breve inciso, también ha sido notorio ese proceso en un país tan parecido al nuestro como Italia, donde muchos napolitanos y sicilianos han emigrado durante el siglo XX a las regiones del Norte para trabajar en las grandes empresas italianas, como la Fiat, la Alfa Romeo o la Olivetti). Considerando que Canarias y Andalucía son las regiones con más paro de Occidente (no sólo de España), no nos extrañe que mucha gente de esas regiones emigre no sólo al extranjero, sino a otras zonas de España más avanzadas y con más perspectivas de trabajo.