Más disturbios en Francia, consecuencia de la multiculturalidad
Hace pocos días, se produjeron en Grenoble, ciudad del sureste de Francia, una serie de incidentes que han dejado decenas de coches quemados y dos comercios destruidos y han obligado a intervenir a un dispositivo de seguridad especial.
Es evidente que con tanta política de "integración" lo que realmente se está consiguiendo es que nos desintegremos todos. Al final, si no se toman medidas drásticas, nos acostumbraremos a ver noticias así en muchas ciudades europeas, ya sean francesas, españolas, italianas, inglesas, alemanas o escandinavas. No son casos aislados y van a ir a más, será habitual ver a diario situaciones similares a las que se describen en la canción "In the ghetto".
Además, llegará el momento en que los guetos de diferentes nacionalidades, empiecen a tener enfrentamientos entre sí, por drogas o por cualquier motivo; así que hay que ir acostumbrándose, porque no se van a ir voluntariamente y nosotros no hacemos nada para que se vayan.
Los altercados irán a más, lo mismo que ha pasado con la delincuencia extranjera, que poco a poco ha tomado todo el terreno. Entre moros, negros africanos, sudamericanos y gitanos rumanos (aparte de los que llevan aquí varios siglos), vamos a tener un futuro muy "diverso", en el que un día te robará un moro, otro día te quemará el coche un negro, te violará un Latin King y un albano-kosovar te ocupará la casa. Mientras, los europeos somos unos sucios racistas, porque nos limitamos a expresar nuestra opinión en una conversación de amigos o en un blog de Internet; aunque no sea racismo, sino simplemente asombro y queja.
Los medios y periodistas progres seguirán erre que erre y dirán que la situación social es la que provoca las conductas en esta gente y que no hemos sabido atender sus necesidades, y mientras lo oímos, nos morimos un poco más por dentro. Luego vendrán los responsables de asuntos sociales a darles un trabajo de inserción y una vivienda de protección oficial, todo ello financiado con el dinero de los ciudadanos honrados que no provocan altercados y a los que les provoca una úlcera ver estas noticias.
Un fantasma recorre Europa, pero no es el comunismo (gracias al cual se crearon después de la Segunda Guerra Mundial los Estados del bienestar, que alcanzaron su máximo desarrollo en los países nórdicos, como Suecia, Finlandia o Dinamarca), sino el multiculturalismo. Hemos traído un monstruo a Europa, un cáncer que está devorando poco a poco las entrañas del continente y que en algunas zonas está haciendo metástasis. Ha sido progresivo; a medida que han ido entrando las hordas de extranjeros, la maquinaria mediática nos ha ido inoculando pequeñas dosis de narcótico con tal de que no protestásemos. Se ha tratado siempre de hacernos ver que el futuro que se nos depara es intrínsecamente bueno, que hay un progreso lineal, cuando la historia lo desmiente. Incluso en programas que debían ser inocentes como Los Lunis no faltaba la propaganda: si había tres niños, uno era blanco, otro negro y el otro chino. No hace falta ser muy espabilado para darse cuenta de ello.
En Europa nos ha costado siglos vencer ciertas estratificaciones sociales. Ahora veremos reproducido aquí con mucho menos éxito el modelo norteamericano (que tampoco es, ni de lejos, la panacea). Guetos, castas raciales e impermeabilidad entre ellas. En los colegios "multiculturales", los niños sudamericanos por un lado, los españoles por otro, los moros por otro y así. Como actualmente ocurre en Inglaterra. Esto es un desastre que a nadie debería pasar desapercibido.
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