¿Acabaremos los españoles siendo minoría en nuestro propio país?
Teniendo en cuenta la enorme cantidad de inmigrantes de diversas zonas del mundo que han llegado a España en los últimos 15 años, plantearse esta cuestión no tiene nada de absurdo.
Desde hace varios años, en algunas provincias y comarcas españolas, más de un tercio de los nacimientos son de madres extranjeras, procedentes especialmente del norte de África y países andinos. Subió algo la natalidad de las españolas porque los últimos hijos del babyboom se dedicaron a comprar pisos y a tener hijos como maxima meta personal, especialmente cuando lograban plaza en las oposiciones o un contrato fijo en la empresa donde trabajasen, pero esa situación se está acabando porque cada vez quedan menos babyboomers en edad fértil y las perspectivas de futuro son peores.
Segun la estadística oficial, rondamos los 47 millones de habitantes, pero en realidad podrían ser algunos más. En los años 90, los anuarios y libros de texto decían que éramos algo menos de 40 millones y que pronto podíamos empezar a perder población (gracias a la natalidad baja seríamos la generacion del pleno empleo, buenos sueldos y nivel de vida de clase media europea pero nunca llegó por los efectos nefastos de la importación masiva de esquiroles dispuestos a trabajar en pésimas condiciones).
Así, hay que diferenciar entre inmigrantes dignos que habrían pasado bajo requisitos duros, se adaptan, trabajan, pagan impuestos y no viven de las ayudas sociales ni tienen hijos como si fuesen caramelos. Solían venir los primeros años y eran una cantidad razonable de gente que podíamos admitir (no supondrían más de dos millones de inmigrantes).
Vinieron tras esos lo que nadie queria en sus paises: esquiroles, vividores de ayudas, delincuentes, gente sin estudios (incluso muchos analfabetos), personas que imponían sus costumbres de origen y marcaban territorio, es decir, lo más despreciable de la sociedad. Representan al menos 5 millones de personas que en estos momentos deberían ser expulsadas sin contemplaciones.
El problema está en que estos últimos suelen parir como conejos, en el mismo plan que han hecho desde siempre los gitanos.
Por tanto, o hacemos ahora algo o veremos dos escenarios posibles y muy negativos para todos:
1. Nueva ultraderecha que no diferencie al inmigrante malo del bueno, los meta a todos en el mismo saco y fomente una autoguerra civil nacional donde moriríamos españoles también.
2. Que unos pocos blancos neoliberales de las familias de siempre españolas vivan a años luz del resto, en mansiones amuralladas al estilo sudamericano, saqueando al resto de población donde solo habría esclavos y ejércitos y policía defendiendo a esos ricos.
Tendríamos una sociedad altamente conflictiva, con una delincuencia galopante y donde de lo nacional sólo quedarian gitanos, canis e hijos de la casta política y económica.
Debemos hacer todo lo que este en nuestro poder para acabar con ello antes de que sea una realidad. Cuanto más tarde se actúe, peor acabaremos. Se está llegando a un punto en que ya sería necesario usar el ejército y la policía para deportaciones de inmigrantes que no aportan nada positivo a la sociedad, en el mejor de los casos, viven de las ayudas, y en el peor, delinquen constantemente.
Si no cogemos el toro por los cuernos, seremos minoría en nuestra propia tierra, probablemente antes de mediados de siglo. La España del futuro sería un basurero tercermundista, una horrible mescolanza entre Ecuador, Marruecos y Nigeria.
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