¿Tener hijos en la España actual?
Tener hijos se ve de una forma diferente en el mundo según el nivel de desarrollo económico, social y cultural de los países y zonas: todavía en gran parte de África, el sur y sudeste de Asia y los países andinos tener hijos se ve como una inversión de cara al futuro porque se les puede poner a trabajar en el campo desde niños y están destinados a cuidar a sus padres cuando estos se hacen mayores.
Además, la elevada mortalidad infantil que aún tienen esos países (y lo mismo en Europa hasta hace 100 años) hace que se tienda a tener muchos hijos, sabiendo que algunos no llegan a superar la infancia o adolescencia (hasta hace pocas décadas, en muchos países africanos la mitad de los niños morían antes de los 15 años).
Sin embargo, en sociedades occidentales avanzadas y donde más del 80% de la población vive en ciudades los hijos, en vez de una inversión, se ven como una carga, que consume muchísimo dinero y no aporta ningún beneficio hasta, por lo menos, 20 años después de su nacimiento.
Aparte de que en el caso concreto de la España actual, con los sueldos tan bajos que hay, que además tienden a prolongarse en el tiempo (ahí está el principal problema del mileurismo y la precariedad: que cada vez más gente se lleva años y años estancada en salarios bajos, sin posibilidades de ascender profesionalmente, mientras antes era más fácil progresar, aunque se empezase a base de becas y prácticas) frente a unos impuestos y unos precios de país nórdico, lo raro es que aún quede gente que se anime a tener hijos. Por esa razón, reproducirse se está convirtiendo en una práctica limitada a dos grupos principales: los ricos (banqueros, grandes empresarios, políticos, familia real y alta nobleza, deportistas y cantantes famosos), que para algo se lo pueden permitir, y sobre todo (por su mayor importancia numérica) los inmigrantes, que vienen con las costumbres tercermundistas propias de sus países africanos o sudamericanos: moros del norte de África, negros del resto de ese continente e indios y mestizos de América Latina (los llamados cholos, panchitos o payoponis), especialmente de zonas andinas (además de los gitanos del Este de Europa).
Teniendo en cuenta el derrumbe de los nacimientos entre los españoles de origen en los últimos 30 años (que ahora se profundizará con la crisis y el envejecimiento de la generación del baby-boom) y la velocidad con la que se reproducen los inmigrantes, en algunas ciudades apenas se ven niños españoles o bien la gran mayoría de los niños que hay por la calle son hijos de inmigrantes. Tampoco nos debe extrañar que en pocos años haya en muchos pueblos y ciudades españoles concejales indios de origen sudamericano o con apellidos árabes. Esto se podría considerar una sustitución étnica en toda regla.
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