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El blog de Silverfox

Estanflación

    Estanflación es un concepto acuñado a mediados de los años 60 del siglo XX y proviene del término inglés stagflation, una mezcla de las palabras stagnation (estancamiento) e inflation (inflación), que implicaría una parálisis o incluso caída de la actividad económica mezclada con una fuerte subida de los precios consumo, y que fue acuñado por Ian McLeod, ministro inglés de Finanzas de la primera época de Harold Wilson (primer ministro británico entre 1964 y 1970 y de nuevo entre 1974 y 1976). Sus palabras ante el Parlamento fueron textualmente las siguientes (con traducción abajo):

    "We now have the worst of both worlds: not just inflation on the one side or stagnation on the other, but both of them together. We have a sort of "stagflation" situation. And history, in modern terms, is indeed being made."

    (Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de "estanflación". Y la historia, en sentido moderno, efectivamente se está realizando).

    Esa situación se produjo en varios países occidentales a mediados de los años 70, cuando se produjo la crisis del petróleo. Por ejemplo, en Italia y Reino Unido la inflación en 1975 superó el 20% y hubo otros países con tasas superiores al 10%, mientras el crecimiento de la producción se detenía o incluso disminuía ligeramente. Todo esto supuso el punto final de casi 30 años de prosperidad ininterrumpida desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

    Actualmente, no se puede descartar que este fenómeno se repita en algunos países, como España, donde la producción y el consumo llevan dos años en recesión mientras los precios siguen subiendo. Esto es un síntoma de evidente enfermedad cuyas causas tienen un componente que nadie se atreve a señalar. Significa que el Gobierno podría estar maquillando descaradamente sus cuentas, lo que supone que el déficit es superior a lo que reflejan los datos oficiales, que los déficits de las comunidades autónomas, como ha demostrado el nuevo presidente catalán Artur Más, son globalmente mayores de lo que dijo la ministra Salgado, que los productos españoles se venden más en Europa como consecuencia de que allí el consumo ha aumentado o se está recuperando. Por tanto, suben los productos en España porque ya tienen capacidad para hacerlo puesto que no dependen tanto del mercado español y tienen que recuperar beneficios.

    Todo ello sin atreverse el Gobierno a recortar gastos, aunque no va a tener más remedio que hacerlo, porque la recaudación de impuestos está bajo mínimos. Un ejemplo de lo que puede ocurrir con el tabaco: de los 10.500 millones de euros recaudados en 2010 la cifra este año podría bajar hasta 7.000 debido a las prohibiciones actuales y podría ser posible buscar nuevos impuestos. Otro punto fundamental es la bajada del número de cotizantes debido a la constante destrucción de empleo, la conversión de muchos de ellos en subsidiados, que pasarían de aportar dinero a las arcas del Estado a cobrar prestaciones y ayudas según el tiempo que hayan cotizado, e incluso la sustitución de algunos de esos cotizantes por trabajadores que no están dados de alta en la Seguridad Social (la utilización de becarios tanto en las empresas privadas como en la Administración es cada vez mayor).

    Esto trae como consecuencia un círculo vicioso: significa menos dinero disponible y menos consumo, lo que indefectiblemente desemboca en menor productividad, una de las asignaturas pendientes de la economía española.

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