Reflexiones (¿o mejor dicho desvaríos?) de un alcalde andaluz
Hace tres años, se abrió en el Parque Empresarial Torneo de Sevilla, situado en el norte de la ciudad, entre los barrios de San Jerónimo y Pino Montano, la avenida de la Astronomía, una de sus calles principales. El primer edil y el consejero delegado del promotor de esta iniciativa empresarial inauguraron el enlace de la avenida de la Astronomía con la prolongación de la calle Torneo, un acto en el que Alfredo Sánchez Monteseirín, el alcalde de la capital andaluza, ofreció un discurso en el que reconoció la iniciativa de Vilamar y el Grupo Banco Pastor como "locomotora" de esta zona "degradada" de la ciudad hispalense, entendiendo que este proyecto es un buen ejemplo del urbanismo "productivo" que, según dijo, promueve el Ayuntamiento frente al urbanismo "especulativo".
Transcribamos el discurso de inauguración pronunciado por el citado alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (¿o sería mejor llamarlo Monteserrín o Menteserrín?):
Es muy bueno que haya astrónomos,
estamos en la avenida de la Astronomía.
Está bien que haya astrólogos,
pero es fundamental que haya astronautas.
Porque ¿qué sería de nosotros los astronautas si no nos dijeran los astrólogos o los
astrónomos cómo son las cosas?
¿Qué nos podemos encontrar allí, en el más allá?
¿O qué podemos hacer, o qué podríamos desarrollar nosotros, los que estamos allí, los
que nos pisamos el suelo de la realidad de las cosas?
¿Qué sería de nosotros si no existieran los astrónomos y los astrólogos?
Pero ¿qué sería de todos nosotros sin la tarea de los astronautas?
Aquí se puede ver directamente el vídeo para comprobarlo:
http://www.youtube.com/watch?v=7AOABO6MMho
La astronomía, una antigua, actual e imprescindible ciencia que vio su nombre lógico robado por su hermanastra bastarda y corrupta, la astrología, vuelve a ser confundida con esta última. Que la confusión venga de la bruja Lola, de Aramís Fuster o de algún subproducto similar entra dentro de lo normal, entendiendo la normalidad en el triste sentido estadístico de una de sus acepciones, pero del alcalde de Sevilla, ¿qué se puede pensar? ¿Que es un ejemplo evidente de que tenemos en Andalucía (y en España, en general) una clase política de chiste que nos debería hacer sentir una intensa vergüenza como ciudadanos?
A lo mejor es que antes de la inauguración hubo un cóctel, o en el mejor de los casos pudiera ser que el señor alcalde de Sevilla tenga un arte increíble.
Pero no. En el fondo sabemos que la realidad es otra. Este alcalde confunde el espacio exterior con el más allá, la astronomía con la astrología, y a los sevillanos y a él mismo con astronautas. No sabemos si confundirá la ciudad con Cabo Cañaveral y la Giralda con un Apolo.
Hace varias décadas había algún alcalde que elaboraba bandos que parecían escritos por Góngora o Quevedo. No pediremos tanto en estas épocas oscuras para la cultura. Sólo pedimos que no se nos caiga la cara de vergüenza cuando nuestros electos personajes abren la boca para recitar sus estupideces. Sucesivas reformas educativas han destruido el panorama cultural español hasta límites inconcebibles y estamos en una situación en la que muchos países latinoamericanos nos superan en este sentido. En un mundo tan devaluado donde la ex de un torero famoso, un charlatán, un ladrón o un jovenzuelo holgazán tienen una cuota de pantalla infinitamente mayor que cualquier persona con capacidad de transmitir ideas potentes, logros interesantes o simplemente reflexiones válidas: en un mundo así ocurre esto.
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