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El blog de Silverfox

Algunas cuestiones sociales

    En el actual escenario de crisis económica y de incertidumbre respecto al futuro podemos plantearnos varias preguntas, recapitulando y ampliando los temas planteados en el artículo Equilibrio social en la España actual:

    1. El que antes, cuando la economía presuntamente iba bien, ya era submileurista, ¿cuánto cobraría ahora? ¿500 euros?

    2. ¿Cómo se podría salir adelante con unos ingresos tan bajos en ciudades caras,  como Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza o las capitales vascas?

    3. ¿Cómo se mantiene una familia, quién tendrá hijos?

    4. ¿Cuánto tardaremos en convertirnos en un país tercermundista?

    5.  ¿Quién va a comprar vivienda?

    Sobre las dos primeras, se puede resumir de esta manera:

    - Se puede vivir con un sueldo submileurista o hasta de 500 euros (como se plantea en el enunciado de la primera cuestión) en grandes ciudades como Madrid o Barcelona estando en casa de los padres indefinidamente. Como la solidaridad familiar española es muy fuerte y parece que se va a reforzar aún más en estos años, la gente puede permitirse el lujo de aceptar esos salarios: los usan para sus gastos, como viajar, comprarse ropa o irse de copas los fines de semana, mientras las necesidades básicas (vivienda, alimentación) corren a cargo de sus padres. Habrá más y más gente que nunca se independice y se verá con 60 años heredando la/s casa/s de sus padres.

    Y en el caso de las chicas (aunque sea recurrir a un tópico), si son avispadas, muchas se echarán novios bien situados, con sueldos de 1.500 euros para arriba. Por ejemplo, se dan casos de becarias que ingresan 800 euros/mes (algunos hasta consideran privilegiados a los becarios con la que está cayendo, aunque sigan en esa situación 10 años después de haber acabado los estudios) y se han casado o ennoviado con funcionarios técnicos de los grupos A y B (ahora se llaman A1 y A2), médicos o ingenieros con varios años de experiencia. De esta forma, pasan directamente de vivir de sus padres a depender de sus parejas.

    -  Sobre el punto de cómo va la gente a mantener a una familia y tener niños, nos podemos remitir a estos enlaces:

    http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Landeskunde-Spanien/Datos%20generales/Demograf%C3%ADa.htm (ver segundo artículo)
    http://www.elguijarroblanco.es/2009/11/22/el-peso-demografico-de-los-inmigrantes-seguira-aumentando-en-espana-durante-los-proximos-diez-anos/

    Simplemente, los españoles estamos renunciando a tener hijos, si exceptuamos a los ricos (banqueros, grandes empresarios, políticos, futbolistas, cantantes famosos) y las familias del Opus. Y hacemos bien: si somos la primera generación en la historia que vive peor que sus padres sin haber sufrido una guerra ni una catástrofe natural, preferimos no tener hijos, porque tampoco estamos seguros de que vayan a volver a vivir mejor.

    El problema es que se verá una caída en picado de la población española de origen, mientras los inmigrantes (sobre todo los musulmanes procedentes del norte de África) se reproducen como conejos. El resultado de todo esto: una rápida sustitución demográfica de españoles blancos por hijos de inmigrantes. Si no somos capaces de detener este fenómeno, vayámonos haciendo a la idea de que dentro de una generación estaremos rezando en dirección a La Meca, estudiando árabe, llevando fez o turbante y sin poder comer cerdo ni beber nada que tenga alcohol (se acabaron los cubatas, la cerveza, el whisky o el vino y desaparecerán los botellones o sólo se podrán hacer de forma muy clandestina). En Francia, después de tres generaciones de constante inmigración de las antiguas colonias africanas (en buena parte, de Argelia), los musulmanes son ya el 10% de la población (y mucho más en ciudades como Marsella), pero aquí el proceso será más rápido.

    - Respecto a la cuarta cuestión, no hace falta preguntarse cuánto tardaremos en convertirnos en un país tercermundista: ya lo somos. ¿No son rasgos tercermundistas la cada vez mayor desigualdad social, la falta de inversiones en I+D, que los científicos e investigadores más preparados tengan que irse al extranjero y muchos ni se planteen volver, aunque sólo sea para visitar a la familia unas pocas veces al año, que se haya desmantelado la industria en los últimos 25 años y que en muchas regiones españolas el 90% de las personas de 30 años vivan todavía con su familia? A todo eso, podemos unirle la solidaridad familiar española, que aunque a primera vista sea una cualidad positiva, en realidad es un arma de doble filo, que crea personas dependientes y a las que les cuesta buscarse la vida por su cuenta, además de ser un verdadero sustituto del Estado del bienestar: muchas funciones que deberían ser del Estado y otros poderes públicos son asumidas directamente por la familia. Esto también nos equipara a otras sociedades, como las de los países árabes o el África negra, donde la excesiva importancia de la familia se refleja en la organización social, en las kabilas y tribus.

    - Acerca del último punto, está muy claro: o bajan los precios de los pisos a niveles de hace 30 años o suben los salarios. Pero como haya una deflación salarial y los bancos dejen de conceder créditos como hace unos cuantos años, casi nadie podrá comprar vivienda a los precios actuales. Por tanto, la única solución para reactivar el mercado es que los precios se reduzcan un 90% y que sea fácil encontrar pisos a menos de 50.000 euros. Si no, seguiremos viendo casas que llevan años sin venderse.

    - Finalmente, aunque no sea respondiendo directamente a alguna de las anteriores preguntas, si el consumo interno no se hunde es por dos razones: porque la gente de 50-60 años con contratos blindados o plazas de funcionario conseguidas en los años 70 y 80 y casas terminadas de pagar desde hace muchos años mantiene un elevado nivel adquisitivo que les permite seguir comprando productos y porque la mayoría de los jóvenes parados o con becas y contratos por obra y servicio que raramente llegan a 1.000 euros de sueldo viven con sus padres, que pertenecen al grupo anterior y siempre pueden pedirles dinero para sus gastos.

    Así, no es raro ver becarios que cobran 800 euros, pero se permiten un alto tren de vida (aunque completamente artificial) gracias a la ayuda económica de sus padres: móviles, mp4’s, ipods y Play Stations de últma generación, coches nuevos que no bajan de 18.000-20.000 euros, almuerzos o cenas todos los meses en restaurantes caros y viajes de, al menos, 15 días o incluso de un mes entero en verano a Londres, Dublín o Amsterdam (aparte de las escapadas en Navidad, Semana Santa y puentes). Por supuesto, si tuviesen que vivir por su cuenta únicamente de su propio sueldo ni podrían soñar con ese nivel de vida, sólo subsistirían a duras penas y hasta caerían en la pobreza.

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