Comentario a la noticia "Iveco abandona España y deslocaliza producción a Italia"
Hoy, día de Nochebuena, ha salido publicada en el diario barcelonés La Vanguardia una noticia con el titular que aparece arriba: "Iveco abandona España y deslocaliza producción a Italia".
De entrada, hay un error terminológico en la noticia al hablar de "deslocalización". Teniendo en cuenta que IVECO es una empresa italiana integrada desde hace años en el grupo FIAT, no se puede decir que eso sea una deslocalización, sino una centralización de la producción.
Un ejemplo similar: imaginemos que la Volkswagen cierra sus fábricas mexicanas para trasladarlas a Alemania, país de origen de la empresa. ¿Sería una deslocalización? Evidentemente no, se trataría de una centralización de la producción, que se concentraría en mayor medida en el país del que procede la compañía.
Deslocalizar sería lo contrario: que la Volkswagen cerrase alguna de sus fábricas alemanas y trasladase la producción a cualquier otro país, por ejemplo, China, India o Turquía.
Una tercera posibilidad sería mantener las fábricas del país de origen y al mismo tiempo abrir otras nuevas en el extranjero. En ese sentido, hablaríamos de expansión del negocio y apertura de nuevas líneas de producción.
Una vez resueltas estas dudas terminológicas, podemos decir que los cierres de fábricas de automóviles son nefastos para la economía española, que en buena parte depende de esta industria y sus sectores auxiliares, casi tanto como de la construcción y el turismo.
El problema es que la IVECO se estableció en España a mediados de los 80, cuando el gobierno "socialista" de Felipe González vendió la marca Pegaso, en manos de una empresa estatal fundada en la posguerra y fabricante de camiones y autobuses (aunque también elaboró magníficos coches deportivos en los años 50), a la compañía italiana a precio de salido. Algo parecido se hizo con la SEAT, que casi se regaló a la Volkswagen, cuando hacía varios años que era de capital 100% estatal (propiedad del extinto Instituto Nacional de Industria) y llevaba un tiempo produciendo únicamente modelos propios (ya no copiaba coches de la FIAT), el más importante, el Ibiza, que todavía se fabrica y es uno de los más vendidos.
Recordemos la frase de Solchaga, cuando era ministro en esa época: "La mejor política industrial es la que no existe". Y así nos fue, cerrando unas fábricas que se podrían considerar algo obsoletas, pero pudieron haberse modernizado y renovado en vez de quitarlas de en medio y sustituir una industria bastante potente en algunos sectores importantes por el modelo económico que nos ha llevado a la crisis que sufrimos ahora, basado en la construcción, la hostelería y el turismo. Mientras otros países que han cuidado más su industria se empiezan a recuperar de la crisis, aquí nos quedan unos años muy duros por delante, y todo por fomentar una economía basada en sectores de bajo valor añadido (un país de camareros, limpiadoras y albañiles, con todos los respetos hacia esas profesiones) y una administración territorial delirante, estructurada en verdaderos reinos de taifas, que suponen un gasto impresionante y un enorme lastre para la economía nacional.
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