Blogia
El blog de Silverfox

Derrumbe y perspectivas de la industria española

    España hace poco más de treinta años llegó a ser la séptima potencia industrial del mundo y contaba con sectores muy potentes, como el siderúrgico, el automovilístico, el naval o el textil. No obstante, en la actualidad se está produciendo un hundimiento de la industria española. Cada vez son más las empresas que cierran y aquellas que no se plantean llevar a cabo inversiones, el coste de factores esenciales como el gas y la electricidad superan ampliamente los de nuestros principales competidores y la asfixiante presión fiscal sobre las empresas no deja lugar a dudas el futuro desolador de la industria. Los datos dan miedo: según el Banco de España, la producción industrial cayó un 24,6% en 2009, ¿se puede llamar a esto desaceleración?. No, es sencillamente una caída en picado y el comienzo de la destrucción del tejido productivo español, constituido en gran parte por pequeñas y medianas empresas (PYME's).

    Se propone fomentar la Investigación y Desarrollo (I+D) para buscar la solución a este problema. Aunque es una idea muy apropiada, no es tan fácil ponerla en práctica. ¿Cómo se puede hablar de innovar en un país donde el sistema de enseñanza ha sido literalmente arrasado por nuestros políticos a partir de la implantación de la LOGSE a principios de los 90 que ha creado una generación de analfabetos y ha desterrado la cultura del esfuerzo, dedicación y trabajo bien hecho? ¿Los industriales españoles se asemejan en cuanto a su formación con los holandeses, alemanes o suecos?

    Hablar de I+D en España, donde la mayoría de los políticos tienen un bajo nivel de preparación, es un insulto a la inteligencia y una burla hacia los españoles más lúcidos. Nuestros políticos se ocupan de realizar inversiones sin orientación productiva en sectores inviables, nuestras industrias soportan los mayores costes financieros no sólo de Europa, sino de toda la OCDE y mantienen los costes energéticos más caros de Europa.

    Tenemos una economía que desprecia la producción y se centra en actividades de tipo especulativo principalmente hipotecarias, en lugar de incrementar el tejido productivo. Este modelo económico basado en la especulación existe desde hace una generación y se configuró en los años 80, cuando los gobiernos de Felipe González se encargaron de desmantelar buena parte del potencial industrial español con el pretexto de que las fábricas eran obsoletas y la única opción era cerrarlas, mediante el eufemismo de "reconversión", en vez de modernizarlas. Todavía algunos recuerdan la frase de Solchaga, cuando fue ministro en aquellos años: "La mejor política industrial es la que no existe".

    Mientras tanto, los costes se incrementan, la competitividad se hunde, las ventas y exportaciones caen, y la inversión está desapareciendo. Si no se endereza esta situación tan delicada, España camina hacia el atraso hasta niveles propios de países andinos o centroamericanos y nosotros somos sus victimas. De hecho, las generaciones jóvenes tendrían unos niveles de pobreza similares a los de esos países latinoamericanos si no contasen con el apoyo económico de sus padres, en muchos casos bien situados y con sueldos elevados.

    ¿Qué le puede quedar a España? Servicios, turismo y agricultura.

    Aunque se tomen iniciativas acertadas en inversiones de futuro para que nuestra industria sea competitiva y genere empleo, los plazos (siendo optimistas) pueden llegar a ser de 10 a 20 años. Demasiado lejanos.

    Es necesario realizar unos cambios muy profundos en la economía de nuestro país y mientras España debería avanzar lentamente hacia un futuro mejor.

    Podríamos cambiar las políticas económicas, para que nuestro país siente las bases necesarias para crecer con fortaleza y criterio industrial, creando un tejido apropiado y competitivo. Aquí es fundamental cambiar el papel de las Administraciones Públicas, que éstas no sean el impedimento para la creación de negocios o empresas y se reduzcan los trámites administrativos.

0 comentarios