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El blog de Silverfox

Algunos apuntes sobre demografía española

    La población española en la actualidad estaría prácticamente con un crecimiento cero (o incluso ligeramente negativo) si no hubiese sido por la inmigración masiva que hemos experimentado estos últimos quince años.

    De hecho, lo único que impide que la natalidad se hunda del todo es la abundancia de gente aún en edad reproductiva, nacida en la última época del baby-boom de la época de Franco, me refiero las personas que ahora tienen de 32 a 40-42 años. Las mujeres de esa generación, en cuanto sacan unas oposiciones de administrativa o de profesora de Secundaria o las hacen fijas en las empresas donde trabajan suelen plantearse tener hijos pronto, y por eso todavía no se ha visto una caída en picado de los nacimientos.

    Pero en estos tiempos duros que estamos empezando a vivir, aparte de los funcionarios y algún trabajador técnico altamente cualificado de la privada, ¿quién va a querer tener hijos? Es una locura reproducirse ahora, y más teniendo cuenta que la generación joven de ahora es la primera en muchos siglos que vive peor que sus padres sin haber sufrido ninguna guerra ni catástrofe natural. Si no estás seguro de que a tus hijos puedas darle una vida mejor que la que llevas ahora, lo más sensato es directamente no tenerlos.

    Y así, estamos como estamos, que hoy se ve como normal vivir en casa de papá y mamá después de los 30 años, y tengo varios amigos o familiares que cumplieron ya los 40 y viven con sus padres o han heredado los pisos. Aparte de que hay gente que se estabiliza a los 30 y tantos y decide no independizarse, no ya por comodidad, sino porque sus padres son mayores y prefiere vivir con ellos para cuidarlos y tenerlos cerca si sufren alguna enfermedad o achaque. Por no hablar de funcionarios de los grupos más bajos (conserjes, auxiliares administrativos), que se ven obligados a seguir en casa de sus padres varios años después de haber sacado la plaza, sobre todo si son solteros y no tienen una pareja con la que compartir gastos o viven en una ciudad grande, como Madrid y Barcelona, donde los precios están por las nubes. Desde luego, toda esa gente (que no son cuatro gatos precisamente) poco podrá hacer para que se recuperen las tasas de natalidad.

    En cualquier caso, una caída masiva de la población española, lo que algunos técnicos en historia y demografía, llaman "derrumbe demográfico", sería una bendición en la situación actual, con más de cuatro millones de parados y unos diez millones de pobres. En lo que respecta a control de natalidad, los españoles lo hemos muy bien (aunque sea en parte obligados por las circunstancias), y lo mismo se puede aplicar a los italianos, alemanes y japoneses, nos merecemos un premio y felicitaciones de todas partes.

    Esos últimos son un caso especial, porque los japoneses, aparte de tener un crecimiento natural negativo desde hace varios años, son muy estrictos con la inmigración, aunque se debe en gran parte a motivos racistas (ese racismo lo sufre, por ejemplo, la comunidad de origen coreano, que lleva cuatro generaciones en Japón, habla el idioma, pero todavía les ponen muchas trabas para conseguir la nacionalidad e integrarse plenamente en la sociedad japonesa; y eso que son de un país vecino, muy próximo geográfica, étnica y culturalmente a Japón). Con ese panorama, es de esperar que la población japonesa se reduzca a la mitad en apenas dos generaciones y lo mismo pasaría en España, Italia, Alemania y algunos países del Este sin inmigración.

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